Museo Infantil del Palacio de Schönbrunn

En realidad, el área del Laberinto en el parque del Palacio de Schönbrunn está formada por tres componentes: el dédalo, el laberinto y el parque infantil “Labyrinthikon”. El dédalo fue creado en 1720, siendo gradualmente abandonado hasta 1892. Sólo en 1999 fue reconstruido basándose en modelos históricos y reinaugurado sobre una superficie de 1.715 m². El laberinto es un lugar divertido y relajante para visitantes de cualquier edad. El “Labyrinthikon” es un parque diseñado por Günter Beltzig que invita a todas las generaciones a convertirse en exploradores.

Contemple las Galerías Grande y Pequeña con sus magníficas decoraciones de estuco y frescos. Desde la época de María Teresa hasta el siglo XX, las dos salas se utilizaron para actos ceremoniales, bailes y celebraciones familiares privadas. La afición de María Teresa por los objetos preciosos de Asia Oriental se refleja en los gabinetes chinos. Cuadros de gran formato representan los acontecimientos importantes de la célebre monarca, que no sólo caracterizaron la política europea, sino que también estaban destinados a ser recordados por la posteridad. Por razones de conservación, no se puede entrar en estos gabinetes, que están protegidos por puertas de cristal.

El Museo infantil de Schönbrunn es el lugar idóneo para que también los más pequeños puedan disfrutar del pasado imperal de Viena. El museo muestra cómo era el mundo de los niños, tanto de los de la familia imperial como de los de las familias humildes, en la época de la monarquía austríaca. En este viaje al pasado podrás averiguar cosas fascinantes sobre la sociedad y sobre los deseos de los niños con el cambiar de los tiempos. Te rogamos tenga en cuenta que hay horarios temporales del museo infantil.

Las instalaciones del Parque de Schönbrunn son tan extensas que incluso el zoo de la ciudad, el más antiguo del mundo, se encuentra en ellas. Fue encargado por el emperador Francisco I. Esteban, esposo de María Teresa, originalmente como menagerie o casa de fieras, y terminado en 1752. Hoy en día atrae a más de 2 millones de visitantes anuales, que vienen deseosos de ver a los animales que aquí viven, algunos de ellos de especies poco frecuentes. El zoológico cuenta recientemente con diversos logros pioneros, como la concepción natural del bebé panda Fu Long. Con más de 500 especies animales, el zoo puede considerarse uno de los mejores y más modernos del mundo, sin por ello haber perdido su aura histórica. Más información sobre el Jardín zoologico de Schönbrunn puede encontrar aquí.

Aquí se pueden admirar los suntuosos carruajes de la familia imperial. En esta colección se encuentra también la carroza de 4 toneladas fabricada para la coronación de José II. en 1764, embellecida con tallados y pinturas de Franz Xaver Wagenschön. Más información sobre el Museo de Carruajes puede encontrar aquí.

El Jardín del Príncipe Heredero forma parte de los jardines Meidlinger Kammergärten adyacentes a la fachada oriental del Palacio. Recibió su nombre alrededor de 1870, después de que se instalaran en la planta baja del Palacio apartamentos para el príncipe heredero Rodolfo. Tanto esta parte del jardín como el adyacente, llamado “Am Keller”, sirvieron como jardines privados de la familia imperial hasta el final de la monarquía en 1918.

Con un largo de 189 metros, la Orangerie de Schönbrunn constituye junto con Versalles, a las afueras de París, una de las más grandes orangeries barrocas del mundo. Francisco José II usaba su Orangerie o Jardín de invierno para fiestas imperiales, en las que gustaba de sorprender a sus invitados con limoneros, naranjos y plantas exóticas.

Construida en 1775 en la cima de la llamada montaña de Schönbrunn, representa la coronación de todas las instalaciones del palacio. La parte central sobresale de las anchas arcadas y está decorada con imponentes esculturas: encima de la cornisa se encuentra el águila imperial sobre una bola del mundo, poniendo de relieve la ambición de poderío de los Habsburgo. La parte central, usada en el siglo XIX como comedor, es ahora un acogedor café con ventanales. Este privilegiado punto panorámico ofrece una vista espectacular sobre los jardines y el palacio, ideal para hacer fotos inolvidables.